20 sept 2014

Medidas.

¿Cuánto mide?, ¿Cuánto dura?, ¿Cuánto pesa?, ¿Qué fuerza tiene?... Horas, kilos, metros, grados, atmósferas, días, quintales, amperios, pulgadas, decibelios, píxels, hércios, bytes... ¿Por qué tenemos la necesidad de cuantificar todo lo que nos rodea?

Ambicionamos poder intervenir en nuestro propio entorno, controlarlo todo, y para conseguirlo necesitamos delimitar su volumen, su funcionamiento, su génesis. Y donde no llega el rigor científico, que lo haga la imaginación. Muchos estudiosos se pusieron a imaginar e intentaron poner medida y elaborar teorías acerca de la felicidad. Se inventaron varios instrumentos capaces de medir la felicidad, de cuantificarla... sin embargo, no lo consiguieron. Por ello, tuvieron la necesidad de confesar un gran secreto: 
Para identificar, provocar e incluso cuantificar la felicidad, tanto propia como ajena, mejor que cualquier instrumento sin duda, sigue funcionando con más fiabilidad una sonrisa espontánea y cálida; unos latidos que se aceleran, la necesidad de dar un abrazo, un "gracias", un beso. Dicen que no hay lejos ni cerca cuando se mide con amor.

"Pequeño catálogo de instantes de felicidad"

26 may 2014

Julio Cortázar.

...Y debo decir que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido. Que nunca intentaré olvidarte, y que si lo hiciera, no lo conseguiría. Que me encanta mirarte y que te hago mío con sólo verte de lejos. Que adoro tus lunares y tu pecho me parece el paraíso. Que no fuiste el amor de mi vida, ni de mis días, ni de mi momento. Pero que te quise, y que te quiero, aunque estemos destinados a no ser.

16 abr 2014

Hay crisis.


Hay crisis. Crisis en las calles, en las relaciones, de personalidad, de edad, en las cuentas bancarias, en el empleo, en uno mismo. Las hay. Quien no lo vea es idiota. 

Pero también hay mucho amor. Quizás la culpa la tiene la primavera, quizás el invierno. Puede, incluso, que me llaméis ñoña, romanticona o poco realista. Pero hay amor. Creo en él. Creo en todos y en cada uno de sus gestos, miradas, lágrimas, decepciones, abrazos, palabras. 

Creo en los besos. En el primer contacto con la piel. Y en el décimo. Y en el milésimo. Creo en un te quiero, en una nota dejada en el desayuno, en los abrazos de despedida con sabor a mostaza. En el “sí quiero” y en el “ya no te quiero más” varios años después. En el esperanzado pero fugaz “para toda la vida”
Creo en las flores que ya no tienen energía pero se conservan como un recuerdo, en copas de vino, en terrazas de noche, en suspiros, en minutos que duran semanas, en comprobar el móvil cada 5 minutos, en un “hola, estoy pensando en ti.”

Creo en errores y arrepentimientos, en fotos enmarcadas, en perros que se encuentran en la calle y en “peros” que pierden el valor. Creo en los polvos con la ropa a medias y en las discusiones con o sin sentido. En el “no estoy seguro de lo que quiero” y en el “no me dejes nunca más”.

Creo en calles mojadas, en besos en las manos, en salir a pasear con zapatos que hacen daño para que te distraigan de lo mucho que te duele el alma. Creo en los portazos, en los encuentros inesperados, en las copias de llaves y en las empresas de mudanza. Creo en pintar las paredes y en llenarlas de grietas repletas de nostalgia.

Creo en la terapia de telepatía vomitiva entre los amigos, en los días elásticos, en los “te quieros” que suenan igual que los del otro día, pero no. Creo en carpetas compartidas, en todo tipo de baches, en el odio temporal y el cariño para toda la vida. Creo en tropezarse con la misma piedra y con esa otra también. Creo en el sentirse imbécil y en descubrir que un 2 es un 1 más 1 y que, al dividirse, se queda en un 0,5. Creo en la rabia, en la pasión, en mantas y pelis, en las cosquillas, en los arañazos y en los gritos de impotencia.

Creo en todo esto porque sé que lo único que importa en esta vida es sentir. Qué buen invento el del amor. Qué buen invento.











-Intersexciones-

12 ene 2014

Cambios

Llega el momento de volver a poner al día esto... han pasado tantas cosas que se hace difícil saber por dónde empezar.
A veces leo las entradas antiguas que escribí hace ya bastante tiempo y pienso cómo las cosas cambian. Y de que seguirán cambiando siempre, para bien o para mal. La verdad es que estoy muy agradecida a la vida, porque a pesar de los golpes y las caídas, ha sabido ponerme en mi lugar...
Tengo 20 años y puedo decir que no lo tengo todo, pero soy feliz con lo que tengo, que no es poco. Tengo una familia que no me la merezco, y dentro de ella unos primos que ya los quisieran muchos. Tengo unas primas pequeñas que me las como a besos cada vez que las veo... y una ahijada que es la cosa más bonita que he tenido nunca.
Mis amigos (los de verdad de la buena) son lo mejorcito que se puede tener para pasar este tiempo tan estupendo que tenemos en nuestro paso por la vida... a veces nos sacamos de nuestras casillas, pero así es la amistad, ya sabéis... Algunos se van, otros vuelven, otros permanecen donde siempre, otros se transforman... y te das cuenta con el paso del tiempo de quiénes son los que de verdad merecen la pena.

Este último año ha sido un año de cambios, no demasiados, pero que me han llegado mucho y me han transformado en alguien que jamás habría imaginado. Está mal decirlo, pero modestias a parte, he descubierto que tengo una capacidad infinita para perdonar, y sobre todo, para perdonarme. Desde hace muchos años vengo guardándome historias que me han dado mis más grandes momentos, pero también mis peores ratos. Historias que me han dejado sin aliento, y de las cuales me guardaba cierto rencor.
Pero eso se acabó, y por fin he sido capaz de perdonar... de asimilar que las cosas son mucho mejores así. La verdad es que ha sido uno de los mayores cambios de mi vida y estoy totalmente agradecida.

Los cambios, dependiendo de la vez, nos son buenos o malos... yo creo que cambiar es necesario. Por esto, quiero proponerme cambiar, valga la redundancia.
Me propongo seguir donde estoy, conservando todas las cosas que tengo, pero sin dejar de salir a buscar cosas nuevas; que al fin y al cabo, muchas veces son esas cosas las que ponen un poco de magia a la vida.

Me propongo conservarme. Conservaros. Conservarte. Querer ser mejor persona e intentarlo. Escribir más, también; que tengo todo muy abandonado y es que, amigos míos, la pereza es uno de mis puntos fuertes. Y ya para terminar, desearos que tengáis cambios... a poder ser buenos, de esos que os dan la vuelta al corazón y os hacen vivir. De los que os hacen soñar...